Galeón perteneciente a la grande y felicísima Armada. Después de la batalla de Gravelinas, y quedando diezmada la Armada Española, el capitán del San Juan, Contraalmirante Juan Martínez de Recalde, consiguió provisiones en las costas de Irlanda; al regresar a España la tripulación había quedado reducida a 18 hombres.
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